Ante una tercera ola de contagios por COVID-19, la recuperación económica en  México comienza a verse afectada, expertos ven difícil alcanzar el 6.3% de crecimiento del PIB que pronosticaban a principios del 2021.

Ciudad de México y Estado de México son algunas de las entidades más perjudicadas dado que son dos de las que más importancia económica tienen a nivel nacional, y a pesar que las autoridades han anunciado que no se impondrán restricciones económicas como al inicio de la pandemia, los expertos en finanzas aseguran que la nueva variante Delta, sí tendrá un impacto negativo en el país, aunque no será tan grave como lo fue al inicio.

Los más afectados serán los pequeños negocios, comercios y servicios y las afectaciones se verán de forma más regional.

Servicios como la hotelería, restaurantes, transporte y turismo en general serán los más vulnerados, pues, de acuerdo con el  Consejo Nacional Empresarial Turístico, durante el 2020, la baja en el consumo del turismo, ocasionó que no se generaran unos 60,000 millones de pesos por ingresos fiscales y para el primer trimestre del 2021 se calculan unos 10,000 millones de pesos que no se captaron por IVA e ISR.

Por su parte, la  Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) ha dicho que, ante esta nueva cepa,  podría suponer la pérdida del 50% de los restaurantes en México.

Otro de los sectores que ya presenta afectaciones en su economía es la  industria automotriz, la cuál ha enfrentado problemas por la escases de chips  y que el rebrote ha hecho aún más difícil.

De acuerdo con especialistas en economía, alrededor de 717 mil empresas en México, están en riesgo de quiebra ante la tercera ola de COVID-19, a causa del alza en los precios y la incertidumbre que la variante Delta ha provocado.

Ante tal panorama, no queda sino ser realistas y aceptar que no se vislumbra un fin cercano a la pandemia por COVID-19, que las afectaciones  seguirán, no sólo a nivel salud, sino también en lo social y lo económico.

Como empresarios, se debe no sólo tener la visión suficiente para adaptarse a la nueva realidad y conseguir que las finanzas sean estables, se debe además hacer uso de todas las herramientas posibles de prevención de riesgos y por supuesto, establecer cadenas de apoyo financiero con los clientes para que ambos puedan continuar con la relación comercial y el buen funcionamiento de sus respectivos negocios.

Una herramienta que apoya a generar y proteger estas relaciones comerciales  es el Seguro de Crédito, un aliado al que han recurrido durante la pandemia, al menos 68% de las empresas mexicanas registradas en el T-MEC.